Sinopsis
Las luces tenues del restaurante destacaban la figura imponente del director mientras se acercaba a mi mesa con una sonrisa amistosa. Su presencia era intimidante, pero su mirada cálida me tranquilizaba de alguna manera. Sin decir una palabra, me entregó un exquisito postre, cortesía de la casa.
Observé el postre con fascinación, el brillo del azúcar quemado brillaba bajo la luz tenue, invitándome a probarlo. Sin dudarlo, llevé una cucharada a mi boca y el sabor dulce y suave estalló en mi paladar. Levanté la mirada para agradecer al director, solo para encontrarme con sus ojos oscuros clavados en los míos.
Una sensación desconocida se apoderó de mí, un cosquilleo en el estómago que me hizo sentir vivo de nuevo. La sonrisa del director se amplió y, con un gesto suave, acercó su dedo a mis labios. Sin pensarlo, lamí la crema sobrante de su piel, saboreando la mezcla de dulce y salado que nos unía en ese momento.
Fue en ese instante cuando supe que algo había cambiado entre nosotros, que la conexión era más profunda que simplemente un postre compartido. El director parecía leer mis pensamientos, y con una mirada intensa, susurró: "¿Qué más provocarás accidentalmente, querido?"
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